Cuando el comercio de moda lo dominaban las tiendas multimarca de barrio, no era extraño que la dependienta supiera el nombre de sus clientes, apuntara en una libreta el día de sus cumpleaños y les hiciera un descuento si se volvían consumidores frecuentes. Hoy, las cadenas globales, que suman millones de clientes en todo el mundo a través de diversos canales, tratan de replicar esa experiencia con programas de fidelización, que permiten gestionar grandes cantidades de datos, establecer perfiles de clientes y, en última instancia, aumentar la conversión.
Los programas de fidelización se estructuran en tres pasos: en primer lugar, recopilando los datos de comportamiento de los clientes, de las páginas que visita a lo que compra online y offline o las quejas que presenta. El siguiente paso es crear un perfil único de cada cliente, actualizado en tiempo real, y el tercero, aprovechar esos datos para realizar campañas de márketing específicas para, por ejemplo, impulsar la venta cruzada: de campañas por su cumpleaños a regalos o descuentos cuando lleva tiempo sin visitar la web, pasando por ofrecerle una camiseta a quien lleva tiempo comprando sólo pantalones.
El retorno de la inversión reside en la captación de clientes y el aumento del gasto medio
El siguiente gran paso es la armonización entre el canal físico y el online, aunque eso presenta también riesgos: mientras online el cliente está más descuento a dar sus datos, offline se siente más agredido si una dependienta le asesora en función de su historial de compras.
El gran salto de estas tecnologías pasa por la integración online y offline
El foco de los planes de fidelización es diverso: el 33,6% optan por comunicaciones y relación con los miembros; el 33,2%, por un objetivo transaccional; otro 26,9% buscan una fidelización “emocional” y un 6,3%, la adquisición de nuevos clientes.
En España, la mayoría de grandes compañías de distribución de moda cuentan con un programa de fidelización. El de Desigual permite acumular puntos por compras en cualquier canal, por interacción en redes sociales, por visitas a tiendas o por instalación y registro de aplicaciones de la compañía, que pueden redimirse en forma de descuentos.
Por su parte, Mango lanzó el suyo en 2019, canjeable por descuentos y servicios como acciones de obra social o suscripciones, y el de Tendam, el más antiguo de España, se lanzó en 1979 con la posibilidad de aplazar el pago de compras como principal atractivo.
La próxima frontera será la integración de la IA generativa, que permitirá procesar los datos brutos de manera rápida y eficiente y establecer patrones inadvertibles para un humano, pasando de personalizar por producto a por cliente individual.
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